¡Siempre perdonar!

¡Siempre perdonar!

¡Siempre perdonar!

1 Luego dijo Jesús a sus discípulos:
—Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!
2 Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino
atada al cuello, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños.
3 Así que, ¡cuídense! »Si tu hermano peca, repréndelo; y, si se arrepiente, perdónalo.
4 Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo».
Lucas 17:1-4 (NVI)

    Los tropiezos son inevitables, lo dijo Jesús. La vida está llena de tropiezos por los qué debemos pasar desde que nacemos hasta que morimos, en cada etapa de la vida. No podemos decir que nunca tropezamos, pero lo bueno es que nos hemos podido levantar, por nosotros mismos o porque otros nos ayudaron.

    Por medio de este pasaje, Jesús nos dice que a pesar de nuestros esfuerzos por llevar una buena vida, seguramente tropezaremos. ¿Pero qué pasa si nosotros somos la causa para que otros tropiecen? ¿Somos conscientes de lo que eso significa?

    En el pasaje de Lucas 17:1-4 Jesús estaba hablando con los discípulos y advirtiéndoles sobre el cuidado que debían tener de no hacer tropezar a otros. Jesús les enseñaba sobre las relaciones interpersonales y la responsabilidad y cuidado que el cristiano debe tener con su prójimo. No se trata de hacer o decir cosas ignorando a los demás, en cambio se debe tener el cuidado de pensar en los otros antes de decir y hacer ciertas cosas, que pueden parecer inofensivas pero sin embargo, hacer mucho daño a los más pequeños en la fe.

    Jesús nos advierte del gran cuidado que debemos tener para no hacer tropezar a otros. Él entendía lo complejo del tema de las relaciones y por eso nos regaló el hermoso don de la reconciliación. En los versículos 3 y 4 Jesús hace un llamado “Así que, ¡cuídense!” (NVI), “¡Tened cuidado!” (LBLA), “¡Estad, pues, atentos!”(BLP) si otro nos ofende. Así como los mandó a cuidar de no hacer tropezar a otro les dice que si otro los ofende tengan cuidado de no dañarlo sino de reprenderlo para corregirlo, para enseñarle no pasando por alto la ofensa pero sí aprovechando la oportunidad para mostrar la actitud incorrecta. 

    Y si se arrepiente nuestro perdón debe estar listo para ser entregado. Pero a veces nos preguntamos “¿qué debo hacer cuando ya lo perdoné y vuelve a pecar contra mí?”. Es interesante que la enseñanza de Jesús en diferentes pasajes bíblicos nos manda a perdonar sin importar cuántas veces nos dañen. En este pasaje, Jesús incluye la cantidad de siete veces, lo cual significa que siempre debemos perdonarlo; que nunca debemos juzgar su arrepentimiento y que jamás debemos negar el perdón.

    Jesús nos enseña hoy que en lo que dependa de nosotros no debemos hacer tropezar a otros, sino por el contrario debemos reprender, exhortar y corregir. Y cuando otros nos ofendan, reprenderlo con amor y, si se arrepiente ¡Siempre perdonar!

Germán Picavea sirve como misionero en la región de América del Sur.

Public