Una Oración de Job De Job 19

Una Oración de Job De Job 19

Las oraciones son conversaciones con Dios que surgen de situaciones y contextos específicos de la persona que ora. Nos encontramos con muchas oraciones de este tipo en las Escrituras, especialmente en los Salmos. Pero hay más. Jeremías ora y sus oraciones de lamentación expresaron su dolor por la destrucción de Jerusalén en el 586 a.C. Job, como Jeremías, también sufre por sus pérdidas. La oración de lamento de Job en el capítulo 19 es un llamado a Dios por la justicia.

El sufrimiento de Job puede entenderse como un viaje a través de las dificultades y contradicciones de la vida. La oración de esperanza de Job en el mismo capítulo no surge en momentos tranquilos de su vida, más bien, es un grito de justicia por el sufrimiento de abandono de sus amigos, pero sobre todo de Dios mismo (19,2-6). Job quiere confrontar a Dios.

En el proceso de su sufrimiento, la oración de Job expresa la esperanza de que, en la tradición hebrea, su defensor, el Goel, se levantará y defenderá su causa incluso después de su muerte (vv. 25-26). Sin embargo, su anhelo es ver a Dios en vida antes de su muerte.

La oración de esperanza de Job y su visión de un redentor, aquel encargado de restaurar sus derechos y vengar los males que le han hecho, su Goel, es un grito profundo de justicia. Como podemos ver, Job dice:

                        Pero, en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive,

                         y un día por fin estará sobre la tierra.

Y después que mi cuerpo se haya descompuesto,

   ¡todavía en mi cuerpo veré a Dios!

Yo mismo lo veré;

                         así es, lo veré con mis propios ojos.

                        (19:25-27)

 

En un pasaje como este, debemos tener en cuenta la importancia de su contexto literario para preservar su poderoso mensaje. Primero, el capítulo 19 es una oración de arrepentimiento y agravio. En segundo lugar, Job desarrolla su discurso contra sus amigos por los ataques desmedidos contra su persona (19:2-6). En tercer lugar, continúa con su queja por el sufrimiento a manos de Dios: “Sepan que es Dios quien me ha hecho daño, quien me ha atrapado en su red” (v. 6; vv. 7-12). En cuarto lugar, lamenta que sus relaciones sociales ahora estén de cabeza y se haya quedado sin nada. Dios mismo es responsable del abandono y del sufrimiento más cruel: “Expulsó de mi a mis hermanos…” (vv. 13-22). Finalmente, expresa su anhelo de ser vindicado y de que algún día se le haga justicia, pero especialmente mientras viva (vv. 23-29).

El profundo sentido de justicia y sufrimiento de Job es muy claro. A diferencia de nuestras oraciones que son más “piadosas” y menos honestas. “Dios sabe”, decimos muchas veces. Pero Job articula en su oración lo que sucede a su alrededor y levanta su queja contra Dios. No silencia la injusticia que vive en su propia vida ¡Job tiene hambre y sed de justicia!

Finalmente, el viaje de Job le ha llevado a una visión de su redentor. La mejor comprensión de los versículos 23-27 proviene de una lectura cuidadosa que toma en serio el contexto literario de esta sección. Job quiere que sus palabras queden grabadas en piedra para siempre. El Goel es quien encarna la solidaridad familiar como su redentor. La gran nota de esperanza de Job es su llamado a que su Goel viva. Sabemos que las Escrituras declaran que Dios es el redentor de la humanidad, incluidos los que sufren, los huérfanos y las viudas (Proverbios 23:11; Jeremías 50:34; Salmo 119:154; Lamentaciones 3:58).

El llamamiento de Job a su Goel es un grito de fe de que realmente hay alguien con la capacidad de presentar su causa antes de su muerte y también una confianza de que Job algún día verá a Dios con sus propios ojos, declara: “Yo mismo lo veré con mis propios ojos; yo lo veré, no otro”(v. 27).

La historia de Job es un modelo de carácter moral y una expresión llena de esperanza de su compromiso con Dios, temas que se encuentran a lo largo de todo el libro. Job es un ser humano que tiene hambre y sed de justicia. Desde la perspectiva del evangelio es bendecido “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos quedarán saciados” (Mateo 5:6).

Si nos convertimos en compañeros de Job en este camino, también podemos convertirnos en hombres y mujeres que ejemplifiquen nuestro compromiso con Dios a pesar de nuestros sufrimientos. Nuestro mundo necesita desesperadamente personas con esa misma hambre y sed de justicia.

 

Marco Velasco es el Decano Académico del Seminario Nazareno de las Américas (SENDAS) en Costa Rica.

 

Bibliografía:

Newsom, C. A. The Book of Job in L. E. Keck (Ed.), New Interpreter's Bible Vol. 4 (Nashville: Abingdon Press, 1950), 472-481.

Bowes, Wendell. Job: A Commentary in the Wesleyan Tradition (Kansas City: Beacon Hill Press, 2018).

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