El Poder Transformador de la Adoración

El Poder Transformador de la Adoración

Tal vez haya escuchado el adagio: “Cuando el diablo cayó del cielo, aterrizó en el coro”. Nos reímos de este chiste porque entendemos que el punto no es cuán discordante puede sonar un coro, sino cuán diabólica puede ser la controversia sobre el tema de la música de adoración. La división sobre cuestiones de adoración puede crear problemas reales en el cuerpo de Cristo.

Con demasiada frecuencia, los que afirmamos adorar a Jesús enfocamos nuestra atención en cualquier cosa menos en Jesús: canciones de adoración, estilo de adoración, vestimenta de domingo por la mañana, instrumento musical (órgano, batería, guitarras), piense en lo que sea, y probablemente ha sido un campo de batalla. Como pastor, confieso que hay veces que he querido decirle a las personas…

  • ¿Estás más centrado en el estilo de una canción que en el Salvador?
  • ¿Estás más preocupado por lo que visten las personas que por Aquel a quien adoran?
  • ¿Estás más preocupado por cuánto tiempo estás parado que en Aquel en cuya presencia estás parado?
  • ¿Estás más enfocado en la longitud del Sermón que en la profundidad del Sermón?
  • ¿Estás más preocupado por el orden de adoración de lo que estás por el objeto de la adoración?

Aquello en lo que nos enfocamos en la adoración debería decirnos algo acerca de nuestra disposición espiritual. La música, el sermón, las prácticas, son simplemente señales direccionales que nos dan señales del verdadero enfoque de la adoración, ¡Jesús!

Entonces, ¿Qué dice nuestra postura en la adoración? ¿Qué comunican nuestras actitudes y respuestas sobre lo que creemos, a quién amamos y qué hacemos?

Como pastor y superintendente de distrito, siempre me considero a mí mismo como el líder de adoración, o mejor dicho, el adorador principal. Quiero que todo el servicio de adoración comunique una narrativa para decir algo acerca de quién es Dios; dar una voz de respuesta a las personas, ofrecer una oportunidad para expresar nuestro corazón a Dios; darle a Dios la oportunidad de expresar Su Corazón a todos en la reunión de adoración.

¿Cuántas veces hemos escuchado algún comentario de que la adoración fue grandiosa pero el sermón no lo fue? Incluso he escuchado a personas decir que esperarían hasta que terminara la adoración y luego entrarían al santuario para el sermón. Analizar nuestras reuniones de esta manera refleja un malentendido de la adoración, toda la reunión es adoración. De hecho, a menudo digo que toda la reunión de adoración es el sermón.

Cada aspecto de la reunión de adoración “dice algo”. Me gusta pensar que nuestra adoración comunitaria comienza 20 minutos antes de la hora del servicio y termina 20 minutos después. Las formas en que estructuramos y organizamos nuestras reuniones están diseñadas para comunicar un mensaje. La teología subyacente es que Dios creó el mundo hablando. En nuestras reuniones, Él quiere decir algo: hablar a nuestras vidas y recrear, restaurar, redimir y renovar a todos los que están presentes en la adoración. Que todos los que tienen oídos oigan lo que Espíritu tiene que decir.

Estas son algunas formas en que podemos ser intencionales acerca de lo que comunican nuestras reuniones de adoración semanales. Usamos las mismas palabras semanalmente mientras establecemos ritmos que forman espiritualmente nuestro tiempo juntos. Esta intencionalidad se puede expresar de las siguientes maneras:

  • Decimos, “Prepara tu corazón y mente para estos próximos momentos” mientras creamos una atmósfera enfocada antes de la reunión.
  • Decimos, “Bienvenidos a todos” mientras practicamos la hospitalidad al comienzo de una reunión de adoración.
  • Decimos, “Este es a quién adoramos” mientras recitamos el Credo de los Apóstoles.
  • Decimos, “Dios es digno de nuestra alabanza” mientras le cantamos a Jesús.
  • Decimos, “Dios es nuestro proveedor” cuando damos nuestros diezmos y ofrendas.
  • Decimos, “Me rindo a la autoridad del Dios Trino” mientras ponemos nuestras vidas baja la autoridad de Dios cómo se expresa en Su Palabra.
  • Decimos, “Jesús nos ha invitado a todos a una relación transformadora con Él” mientras compartimos la mesa del Señor.
  • Decimos, “Cualquiera puede acercarse al trono de la Gracia” mientras invitamos a las personas a responder a la Palabra alrededor de un altar.
  • Decimos, “Hecha todas tus preocupaciones sobre Él porque Él cuida de ti” cuando nos acercamos al trono de la gracia en Oración.
  • Decimos, “Dios es Dios, y nosotros no lo somos” mientras recitamos el Padre Nuestro.
  • Decimos, “Ve y trae el reino de Dios a un mundo en caos y vacío” mientras pronunciamos la bendición.
  • Decimos, “Háblense los unos a los otros y compartan la vida” mientras creamos tiempo y espacio para conversaciones después de una reunión de adoración.

Por supuesto, hay muchas otras formas de decir estas mismas verdades. El resultado importante es que las personas se comuniquen entre sí y con Dios, y que Dios se comunique con las personas. De esta manera, Dios habla la vida de Su reino en nosotros y a través de nosotros, al mundo que nos rodea. Jesús dijo: “Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.  Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. (Juan 4:23-24 NVI).

Dios todavía reina. Dios todavía habla. Independientemente de las posiciones que ocupamos en nuestras iglesias locales, todos somos líderes en modelar lo que significa adorar al Padre en “espíritu y verdad”. ¿Cómo quiere Dios transformarnos en verdaderos adoradores?

Dwight Günter es el superintendente de distrito del Distrito MidSouth de la Iglesia del Nazareno.

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