Salmos para todas las estaciones

Salmos para todas las estaciones

Salmos para todas las estaciones

“El Salterio es el libro de todos los santos; y todo el mundo, en cualquier situación en que se encuentre, encuentra en esa situación salmos y palabras que se ajustan a su caso, que le convienen como si estuviera puesto allí solo para él, para que él mismo no pudiera decirlo mejor, ni encontrar ni desear algo mejor”.

  • Martín Lutero, en su Introducción a los Salmos (1531)

 

En la edición actual de Holiness Today, el Dr. Stan Reeder me presentó la cita anterior a través de su artículo, “Orando los Salmos”. ¡Fue una presentación oportuna! Mi vida ha sido una montaña rusa de emociones en estos días, ya que mi nieto pequeño se sometió a un trasplante de riñón en la Universidad de Stanford. He aprendido de nuevo que no hay mejor lugar que las Escrituras para lidiar con el mover de Dios en nuestras vidas. Él ve. Él entiende. Nada está escondido de Él. Y Él encuentra la honestidad brutal más refrescante que las posturas cuidadosas.

Los Salmos pueden ser un libro que se pasa por alto fácilmente. A veces, el Salterio tiene la connotación de simplemente un libro de cantos y poemas o talvez grupos de versos para hojear mientras completamos nuestros planes de lectura de la Biblia en un año. Por el contrario, como nuestros autores de Holiness Today nos ayudan a descubrir, los Salmos son un marcador poderoso para ubicarnos en nuestro propio camino espiritual. Lamento cuando todo parezca perdido, Alabanza en las buenas y en las malas, Acción de Gracias como respuesta a la fidelidad y misericordia de Dios, Confianza contra viento y marea. Estos es lo que encontramos en los Salmos cuando a nosotros mismos nos faltan palabras o voluntad.

David Busic nos recuerda que Jesús recurrió los Salmos en las épocas más turbulentas de Su vida. Jesús entendió los salmos como una expresión de oración, incluso cuando clamó a su padre desde la cruz. “Porque el lamento comienza como un grito de desesperación, se arraiga y cimienta en una intensa y profunda confianza en Dios”, escribe Busic. Las oraciones de lamento son también oraciones de esperanza.

¡La esperanza no defrauda! Christina Bohn nos recuerda en Salmos de Confianza, que el salterio ha pasado del lamento a un lugar de profunda confianza en la provisión de Dios. Estos salmos pueden servir como precursores de los Salmos de Alabanza que declaran que,  “Dios es el gran Rey eterno. Este buen Dios es fiel y verdadero, clemente y misericordioso, perdona, bendice y viene en nuestra ayuda. Dios sana a los quebrantados de corazón, levanta a los pobres y oprimidos, y nos ha dado Su Palabra para que podamos hacer lo mismo” (Gracias Stephanie Matthews).

Los escritores de esta edición me llevan a una nueva apreciación del Salterio como modelo para la adoración. Cada salmo, cada género, existe para dar lenguaje al clamor de nuestro corazón . . . y “sin lenguaje, tanto nuestras necesidades más profundas como nuestras alegrías más exquisitas no se pueden expresan . . . en nuestros mejores días y en nuestros peores días, encontramos el lenguaje de la adoración en los Salmos” (Sam Barber).

Que el Salterio se convierta en mi lenguaje de oración. Estoy aprendiendo.

A las montañas levanto mis ojos;

¿De dónde ha de venir mi ayuda?

Mi ayuda proviene del Señor

Creador del cielo y de la tierra.

Salmo 121

Bonnie Perry es editora en jefe de Holiness Today.

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