Dios promete una nueva comunidad con un nuevo nombre

Dios promete una nueva comunidad con un nuevo nombre

Dios promete una nueva comunidad con un nuevo nombre

Vivimos en una era de incertidumbre y del sin sentido de la vida junto con una ética presentista de vivir el momento. Una falta de esperanza por un futuro mejor. Quizá, casi todo ocasionado de vivir bajo la amenaza de que nuestro mundo pueda terminar en cualquier momento. ¿Qué necesitan las familias y personas que viven en un mundo así?

En Génesis 12:1-8, Dios, en esencia, promete una nueva comunidad con un nuevo nombre. Abraham no negocia ni calcula el costo del llamado, sino que responde con una sencilla confianza en que Dios encontrará un camino. Así la incertidumbre es transformada en confianza. La letra del canto expresa adecuadamente la confianza  de Abraham en las promesas de Dios:

Sendas Dios hará, donde piensas que no hay; Él obra en maneras que, no podemos comprender: Él te guiará a tu lado estará, amor y fuerza te dará, un camino hará, donde no lo hay.

La elección de Abraham inicia como un movimiento exclusivo en aras (a favor) de un fin máximamente inclusivo. La elección sirve a la misión. ¡Cuán fácilmente olvidamos esto!

Los versos 4b-9 nos describen la respuesta silenciosa, pero activamente positiva de Abraham al llamado de Dios. La historia enfatiza la respuesta fiel y de adoración de Abraham, así que la fidelidad de Abraham da forma al futuro prometido de Dios (vea 22:16-18; 26: 4-5, 24). Pienso en mis ancestros, mi abuela y mi madre que por su fidelidad a Dios le dieron forma al futuro de las generaciones subsecuentes de hijos, nietos y tataranietos.

Cuando Abraham llega a Canaán, Dios se le aparece para informarle que esta es la tierra prometida a sus descendientes. Abraham se mueve a través de la tierra, de norte a sur. La adoración se convierte en una parte integral de su vida. El edificio del altar de Abraham pertenece a un acto de adoración personal y familiar (vea 8:20; 22:13).

La bendición es un tema clave, aparece ochenta y ocho veces en Génesis. La bendición es un don de Dios. Involucra todas las esferas de la vida y existencia humana, desde las expresiones espirituales hasta las materiales. La bendición es poderosa porque propicia la vida y la sostiene. Sin embargo es insuficiente para una vida más plena. La bendición cae en un marco más amplio de referencia, que es la promesa. La promesa da sentido y dirección a la bendición, la coloca en la historia de salvación. La promesa es un estado continuo. Podemos confundir promesa con bendición, pero no son lo mismo. La promesa es la nave que transporta la bendición, sin esta, se ahogaría y perdería.

Abraham es el hombre que confía en las promesas de Dios. Su peregrinaje se convierte en fe y esperanza en las promesas, pero no vivirá para ver su cumplimiento. La peregrinación de Abraham y Sara se convierte en una metáfora de la vida cristiana, un viaje que se extiende hacia un futuro prometedor. Abraham colaboró en el plan de Dios de una nueva comunidad con un nuevo nombre. Y esto nos recuerda que “No tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir.” (Heb.13:14 RV2018, GP).

 

Marco Velasco es el decano académico del Seminario Nazareno de las Américas.

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1. Fretheim, T. E. (1994–2004). El libro del Génesis. En L. E. Keck (ed.), Biblia del Nuevo Intérprete (Vol. 1, pp. 420–426). Nashville: Abingdon Press.

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