Un Mensaje para ayer, para hoy y para siempre: Todo por las Almas de J. B. Chapman

El miércoles 9 de enero de 1946, el octavo superintendente general de la Iglesia del Nazareno el Dr. James Blaine "J. B." Chapman, presentó lo que el denominó un "escrito" en la Conferencia de Superintendentes de Distrito celebrada en la Primera Iglesia del Nazareno de Kansas City en Kansas City, Missouri, EE.UU. El escrito tuvo tal impacto que fue publicado en el Heraldo de Santidad casi una semana después, y luego como un folleto ese mismo año por la Nazarene Publishing House. Una nueva edición con una introducción de Edward S. Lawlor, el 19no superintendente general se publicó en 1962, cuando Lawlor servía como secretario ejecutivo del Departamento de Evangelismo de la Iglesia del Nazareno. Dieciséis años antes, Lawlor estaba en la misma habitación donde Chapman originalmente presentó este escrito. Lawlor reflexionó sobre lo que escuchó: "Lo veo ahora mientras inclinaba su cabeza hacia el púlpito en la antigua Primera Iglesia, en Kansas City, Missouri, en ese noveno día de enero de 1946, y sollozaba con un corazón roto: '¡Almas, almas, todo por las almas!' Este sollozo no solo fue el llanto de un corazón apasionado; fue el título de un discurso que trasciende el tiempo y que fue oportuno ayer, es oportuno hoy y para siempre". [1]
El título del discurso de Chapman fue "Todo por las Almas", y podría decirse que es su mensaje más significativo, tanto hablado como escrito. Es una joya en la historia del evangelismo nazareno a la luz tanto de su contexto como de su contenido. El contexto del discurso se refiere al orador, la audiencia y el tiempo. En ese momento, Chapman no era el líder principal en la Junta de Superintendentes Generales, el miembro principal era R. T. Williams. Sin embargo, durante la Conferencia de Superintendentes de Distrito, Williams estaba enfermo y la tarea de hablar, por lo tanto, recayó en Chapman. En sus primeros años, Chapman fue un participante activo en el Movimiento de Santidad del que la Iglesia del Nazareno emergió durante la primera década del siglo 20. Él destaca este hecho autobiográfico en Todo Por Las Almas: "Yo he estado en este movimiento desde el principio. Prediqué durante un año antes de unirme a cualquier tipo de organización cristiana. Luego me uní a la World's Faith Missionary Association de Shenandoah, Iowa. Poco después, me uní y me convertí en ministro de la Texas Holiness Association. Después, siguiendo el consejo y la formación de C. B. Jernigan, organizé una iglesia local independiente de santidad y me uní a ella. Estuve en varias comisiones que se encargaron de la unificación de los grupos de iglesias de santidad, pero solo trabajé en eso, esa única vez. Después de eso, dejé que la iglesia, por sí misma, siguiera afianzando esa unidad".[2] Además de la autoridad de Chapman como superintendente general y su talento como comunicador, su perspectiva como "estadista veterano" del Movimiento de Santidad sin duda aportó ese día solemnidad y seriedad a su mensaje.
En cuanto a la audiencia, podemos estar bastante seguros de que aquellos que asistieron a la Primera Iglesia de Kansas City conocían su historia nazarena, o al menos la conocían mejor que la mayoría. Este no fue un típico servicio de adoración de domingo por la mañana, ni una reunión de avivamiento entre semana. Esta fue una reunión de 54 superintendentes de distrito y de los otros superintendentes generales de la Iglesia del Nazareno. Como señala el historiador nazareno W. T. Purkiser, "No todas las reuniones de liderazgo de iglesias son decisivas o significativamente influyentes para el futuro, pero la Conferencia de Superintendentes de enero de 1946 ciertamente lo fue".[3] Estos eran líderes a quienes un líder de líderes se dirigió.
En cuanto al contexto temporal de Todo Por Las Almas, se sintió como un momento de crisis. Purkiser continúa: "Inicialmente, la reunión se había cancelado por razones de limitaciones de viaje durante la guerra. Cuando las condiciones mejoraron en el otoño de 1945, la conferencia se restableció. A pesar de los informes alentadores desde la habitación de R. T. Williams, la ausencia del superintendente general principal, la primera vez que se ausentaba de una convocatoria como esta, se sumó a la sensación de crisis que experimentaba el grupo. ¿Qué actitud tendría la iglesia al enfrentar los estragos de un mundo posguerra?" [4]
Fue en este momento de crisis denominacional y cultural que Chapman se dirigió a los líderes de la Iglesia del Nazareno. Purkiser afirmó que "nunca sería olvidado por aquellos que lo escucharon".[5] La parte más memorable del discurso probablemente son estas palabras:
"Hermanos, nací en el fuego y no puedo soportar el humo. Soy un hijo de la brillante luz del día, y las nieblas, las brumas y la oscuridad deprimente no son de mi agrado. Quiero ir con todo por las almas. El avivamiento que busco no es el resultado del esfuerzo de algún evangelista con carisma. Un avivamiento como ese sería demasiado distante e impersonal como para satisfacer mis necesidades o responder a mis oraciones. Yo quiero ese tipo de avivamiento que viene a pesar de los cantos, las predicaciones, los testimonios y las atracciones y distracciones humanas. Quiero ese tipo de avivamiento porque ese es el que puede realmente reavivarme a mí".
Chapman continuó:
"Quiero un avivamiento que, como una lluvia de verano, purifique la atmósfera de nuestras iglesias en todas partes y que despierte las fuerzas dormidas de nuestra gente, tanto jóvenes como mayores. Quiero algo tan general y tan divino que sea incontrolable. Algo que reformará y regenerará a los borrachos y salvará a los mundanos respetables. Algo que traerá a los jóvenes y a los niños pequeños. Algo tan atractivo que irrumpirá en los círculos de los amantes del placer. Algo que hará que las personas se sientan obligadas a hacer restitución por los agravios cometidos. Algo que inyectará la honestidad la veracidad y la pureza de antaño, y una mentalidad de otro mundo a nuestros predicadores y congregaciones. Algo que hará que esa clase de santidad blanda, complaciente, servil y temerosa quede tan obsoleta como lo quedó el fariseísmo el día de Pentecostés".[6]
Ryan Giffin es administrador de Archivos Nazarenos.
[1] Edward S. Lawlor, "Introducción", en J. B. Chapman, All Out for Souls, rev. ed. (Kansas City: Beacon Hill), 3.
[2] Chapman, All Out for Souls, 7–8.
[3] W. T. Purkiser, Called unto Holiness, Volume Two: The Story of the Nazarenes, the Second Twenty-Five Years, 1933-58 (Llamados a Santidad, Volumen Dos: La Historia de los Nazarenos, los segundos veinticinco años, 1933–58) (Kansas City: Nazarene Publishing House, 1983), 160.
[4] Purkiser, Called to Holiness, 160.
[5] Purkiser, Called to Holiness, 160.
[6] Chapman, "All Out for Souls", 19–20.